Mitos mundiales del teatro

Mitos mundiales del teatro

A lo largo de la historia siempre han surgido supersticiones, hay quienes creen en ellas, hay quienes no, pero son infinitas las existen y ningún área se libra de eso. Tal es el caso del teatro, que desde siempre estuvo acompañado de supersticiones y creencias curiosas. Veamos algunos de los típicos mitos de la escena:

1. Se desea mucha mierda, nunca suerte

Como regla básica, en el teatro no se desea suerte, sino “mierda” o “rómpete una pierna”. Ambas expresiones tienen su origen en la época del teatro isabelino. La primera de ellas surgió a raíz de que en el teatro francés dejaban los carruajes de caballos de los asistentes en la puerta y cuanta más bosta había alrededor de la sala se entendía que era mayor el éxito de la obra.

En cuanto rómpete una pierna, no está de todo el claro de qué surgió, pero se cree que es porque cuando la actuación era buena les arrojaban monedas al escenario y los intérpretes se arrodillaban para recogerlas.

Lo que es un hecho es que nunca se desea suerte el día del estreno, porque por el contrario se entiende que es de mala suerte.

2. Nunca usar amarillo

En el escenario se evita utilizar el color amarillo. Esto se debe a que en 1673, el dramaturgo Jean-Baptiste Poquelin “Molière” estrenó El enfermero imaginario, donde vestía de amarillo y en plena obra se sintió mal. A las horas murió en su casa.

Desde entonces el amarillo no se considera como una opción arriba del escenario. Incluso, a principios del siglo XX Oscar Wilde estrenó Salomé, donde en los bocetos de la escenografía predominaba el amarillo, la representación pública fue prohibida en Gran Bretaña hasta 1958.

3. Se regalan rosas, nunca claveles

En los estrenos de las obras es común enviarle flores al camarín de los actores. Sin embargo, a un actor nunca se le deben regalar claveles, ya que se consideran de mala suerte.

Esta superstición nació en el siglo XIX, cuando para avisarle a una intérprete que su contrato sería renovado para la siguiente temporada se le enviaban rosas. En el caso contrario, la actriz recibía claveles y entendía que era su despedida.

4. Silbar es de mala suerte

Existe la creencia de que silbar en escena es sinónimo de mala suerte. Incluso, en el pasado el actor podía ser despedido si lo hacía.

Esta creencia nació en la época que no había otra forma de comunicación entre el director y los técnicos que los silbidos codificados. Si una persona, que no era parte de los técnicos, chiflaba podía llegar a causar una catástrofe en escena.  

5. ¿Tejer? ¡Nunca!

El actor durante la espera en el camarín puede ocupar su tiempo en lo que desee, menos tejer lana. Desde el siglo pasado significa mala suerte para todo el reparto de la obra.

6. Un espejo roto, siete años de mala suerte

En escena se debe evitar usar espejos. Al igual que fuera del teatro, romper un espejo puede traer siete años de mala suerte. Además, es un posible problema para el juego de luces.